Cuando un paciente celiaco ingiere gluten tiene lugar una respuesta inmunitaria por la que se generan anticuerpos que atacan y destruyen las vellosidades de la pared intestinal. Al eliminarlo de la dieta, deja de tener lugar esta reacción inmunitaria y el intestino comienza a regenerarse.
Siempre que un paciente se salta la dieta se activa su sistema inmunitario y se produce daño intestinal. Los síntomas más comunes que aparecen tras el consumo puntual de gluten son dolor abdominal, diarrea, fatiga, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, dermatitis herpetiforme…
Sin embargo, a largo plazo, la transgresión reiterada de la dieta sin gluten tiene consecuencias más allá de los síntomas anteriormente descritos.
Cáncer
El riesgo de neoplasias en el intestino delgado y el esófago en pacientes con enfermedad celiaca está bien establecido. Aquellos pacientes que no han sido diagnosticados o que no se adhieren adecuadamente a la dieta sin gluten son los más propensos a desarrollar complicaciones como: linfoma intestinal, adenocarcinoma de intestino delgado o carcinoma epidermoide de esófago.
No se conocen exactamente cuáles son los mecanismos, pero se sospecha que se debe a los procesos de inflamación intestinal crónica, estimulación antigénica, liberación de citoquinas proinflamatorias, problemas de vigilancia autoinmune, deficiencias nutricionales y aumento de la permeabilidad intestinal a los carcinógenos ambientales. Más información.
Osteoporosis
Es una enfermedad que afecta de forma generalizada al esqueleto. Consiste en un conjunto de alteraciones, como disminución de la masa ósea y modificaciones en la microarquitectura del hueso, que resultan en una mayor fragilidad ósea.
Si no se sigue la dieta el daño intestinal dificulta la correcta absorción del calcio y la vitamina D, esenciales para el mantenimiento óseo. Además, la lesión intestinal también limita la producción de la enzima encargada de la digestión de la lactosa. Como resultado, algunos pacientes presentan intolerancia a la lactosa, evitan el consumo de productos lácteos agudizando así el déficit de calcio.
El calcio también es importante para el funcionamiento celular y es necesario que se mantenga cierto equilibrio dentro y fuera de las células. Por tanto, si la concentración de calcio no es apropiada, el organismo recurre a degradación de tejido óseo para conseguirlo.
Por estos motivos es común que aparezca una reducción de la densidad ósea y un aumento en el riesgo de fracturas. Más información.
Infertilidad
Es una consecuencia poco conocida de la enfermedad celiaca. Las reacciones inflamatorias que tienen lugar en la mucosa del intestino delgado dificultan la digestión y la absorción de nutrientes.
En el caso de las mujeres, la malabsorción que aparece cuando no se sigue correctamente la dieta sin gluten, puede estar asociada con un retraso de la menarca (primer periodo), menopausia prematura, amenorrea (ausencia de menstruación) y abortos recurrentes. Además, algunos nutrientes, como el zinc, el hierro y la vitamina B12 son indispensables para la síntesis de las hormonas que regulan el ciclo menstrual y la implantación del embrión en el endometrio. Por lo tanto, su déficit está relacionado con una mayor dificultad para la concepción. Por otra parte, los anticuerpos que se generan también pueden dañar la placenta. Si este órgano no cumple correctamente sus funciones, el embrión no puede desarrollarse de forma adecuada y esto resulta en un aborto. Más información.
En los hombres la falta de nutrientes, puede provocar desbalances hormonales. Por ejemplo, puede afectar a los niveles de testosterona, una hormona sexual masculina que tiene una función fundamental en la espermatogénesis (formación de espermatozoides).
Sin embargo, estos efectos parecen revertirse tras seguir una dieta libre de gluten, ya que las microvellosidades intestinales podrán recuperarse y mejorará la absorción de nutrientes.
Dermatitis herpetiforme
La dermatitis herpetiforme es considerada como la manifestación de la enfermedad celiaca en la piel. Esta enfermedad se caracteriza por la aparición gradual de lesiones cutáneas, como ampollas, inflamaciones y ronchas. Las lesiones aparecen cuando los anticuerpos generados durante el desarrollo de la EC atacan también a una proteína de la piel. En ocasiones los pacientes con dermatitis herpetiforme no presentan síntomas del tracto digestivo, sin embargo, sí que se producen daños en este órgano. Más información.
Anemia
Esta afección consiste en la disminución del tamaño o el número de glóbulos rojos (las células encargadas del transporte de oxígeno). La atrofia de las vellosidades intestinales que tiene lugar durante la enfermedad celíaca dificulta la absorción de nutrientes como el hierro, ácido fólico y vitamina B12, esenciales para la correcta formación de los glóbulos rojos. Eliminar los alimentos con gluten de la dieta permite la recuperación de las microvellosidades intestinales y mejora la absorción de estos nutrientes. Más información.
Daño hepático
Se ha observado que aproximadamente el 40 % de los pacientes con enfermedad celiaca no tratada presentan daño hepático. Cuando se producen daños en el hígado, las células se rompen y liberan al torrente sanguíneo unas enzimas hepáticas llamadas transaminasas, apareciendo así la hipertransaminasemia (aumento de los niveles de transaminasas en sangre).
El mecanismo que se encuentra detrás de este daño hepático todavía es desconocido, pero existen algunas hipótesis. Una de ellas señala que se debe al aumento de la permeabilidad intestinal, que tiene lugar durante la enfermedad celiaca, y que incrementa la absorción de antígenos que activan la respuesta inmunológica en el hígado. Otra teoría indica que este daño se produce por la alteración de las células de Kupffer (células del sistema inmunitario encargadas de la protección de este órgano). La hepatitis también puede tener un origen autoinmune, aunque es una causa poco frecuente si existen casos, especialmente en mujeres y niñas.
Manifestaciones neurológicas
La enfermedad celiaca es un trastorno autoinmune de carácter sistémico, es decir, afecta a todo el organismo. Los pacientes también pueden presentar síntomas relacionados con el cerebro.
La ataxia por gluten es la manifestación neurológica más frecuente de la enfermedad celiaca y se trata de una patología autoinmune en la que los anticuerpos atacan al cerebelo. Esto provoca que aparezcan los síntomas como descoordinación, problemas de concentración, trastornos visuales y temblores. La dieta sin gluten es eficaz siempre y cuando no se haya perdido un gran número de células de Purkinje, un tipo de neurona presentes en la corteza del cerebelo. Más información.
Otra de las manifestaciones neurológicas es la neuropatía periférica. Los síntomas característicos son entumecimiento y hormigueo en las manos y en los pies, sensación de ardor y dolor en las extremidades. Esto se debe al daño que produce la acción de los anticuerpos sobre los nervios periféricos durante el desarrollo de la respuesta autoinmune característica de la enfermedad celiaca.
Seguir una dieta libre de gluten es el único tratamiento efectivo para evitar y resolver estas manifestaciones neurológicas. Más información.