A pesar de que la avena es un cereal que por naturaleza no contiene gluten, su introducción en la dieta de las personas con enfermedad celiaca siempre ha sido motivo de debate. Esto se debe a que la avena que encontramos habitualmente en el mercado puede estar en contacto cruzado con gluten, un problema que la ha mantenido fuera de la lista de alimentos seguros para el colectivo.
Sin embargo, en la actualidad, cada vez es más fácil encontrar avena pura con la etiqueta «sin gluten», lo que la convierte en una opción viable. A pesar de esto, no basta con comprar la avena adecuada; es fundamental seguir ciertas pautas antes de introducirla en la dieta sin gluten si padeces enfermedad celiaca.
Avena, gluten y contacto cruzado
El principal problema con la avena tradicional es el contacto cruzado con gluten. La avena a al igual que otros cereales que pasan por rotación de cultivos, podría sembrarse en campos donde se manipulan cereales con gluten, como el trigo, la cebada y el centeno.
Es fundamental que en caso de que consumas avena sin gluten esté certificada bajo el ELS (Sistema de Licencia Europeo o Marca Registrada Espiga Barrada), que garantice su seguridad. Recuerda que, si un producto certificado contiene avena, la licencia que acompaña el logo de ELS en la etiqueta mostrará la palabra «OATS/AVENA», una señal clara para el consumidor.
La avenina y la tolerancia individual
Aunque la avena esté certificada sin gluten bajo el Sistema de Licencia Europeo, su consumo puede no ser adecuado para todos. Un porcentaje de pacientes celiacos puede experimentar molestias debido a la avenina, una proteína de la avena cuya estructura es similar a la del gluten. Esta similitud puede hacer que el cuerpo de algunas personas la confunda y reaccione a ella. Por esta razón, el malestar que produce su consumo no se debe a la ingesta de gluten, sino a la intolerancia individual a esta proteína.
Además, el alto contenido de fibra de la avena también puede ser una causa de malestar en algunos pacientes. Por estas razones, los expertos en dieta sin gluten y enfermedad celiaca recomiendan introducirla en pequeñas cantidades y aumentarlas gradualmente, siempre observando la reacción del cuerpo de forma individual. Ante cualquier síntoma extraño, lo más recomendable es consultar a un especialista.
Recomendaciones para introducir la avena sin gluten de forma segura
- Antes de incluir avena sin gluten en la dieta, es crucial seguir las recomendaciones de los expertos y verificar que sea una avena sin gluten certificada bajo el Sistema de Licencia Europeo (ELS o Marca Registrada Espiga Barrada).
- Antes de empezar, habla con tu médico o nutricionista. Ellos pueden orientarte sobre si la avena es adecuada para ti.
- No se recomienda consumir avena sin gluten cuando se está recién diagnosticado. Es mejor esperar al menos un año después de iniciar la dieta sin gluten, cuando el intestino se ha recuperado.
- Comienza con porciones muy pequeñas y observa cómo te sientes. Si no presentas síntomas, puedes ir aumentando la cantidad poco a poco.
- Aunque la avena no contenga gluten, es un alérgeno que debe ser declarado en la lista de ingredientes de los productos alimenticios.
A pesar de las precauciones que debes tener de forma individual, la avena sin gluten es un cereal muy valioso. Es una excelente fuente de vitaminas del grupo B, minerales como el zinc y el manganeso, proteínas y una gran cantidad de fibra. La tolerancia individual es clave. Siempre verifica la certificación del producto, introduce la avena sin gluten de forma gradual y, lo más importante, escucha a tu cuerpo y consulta a un especialista si tienes dudas.
Autora: Cristina De Abreu Rodrigues . Departamento de Calidad y Seguridad Alimentaria de FACE