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El té, la taza más arraigada.

Muchas personas desconocen que el té y las infusiones no son la misma cosa. La primera diferencia es que el té procede de la especie botánica Camelliasinensis (Linnaeus) O. Kuntze en sus distintos grados y tipos de fermentación, mientras que las infusiones se obtienen de cualquier otra planta o hierba.  La segunda es que para el té se utilizan sólo las yemas, hojas y tallos jóvenes de la Camelliasinensis, mientras que para las infusiones se utilizan también las flores, frutos o semillas de las plantas. Lo que desde luego tienen en común té e infusiones es su origen natural, su modo de empleo y sus efectos beneficiosos sobre nuestro organismo.

La Camelliasinensis, que crece en climas tropicales y subtropicales, es un arbusto de hoja perenne que produce pequeñas flores blancas. Las hojas y los brotes están listos para ser cosechados tres años después de que se plante el arbusto. Aunque la planta del té puede vivir más de 100 años, resulta más fácil la cosecha de las hojas y brotes de los arbustos más jóvenes y pequeños. Una vez cosechadas, las hojas se secan y se enrollan para su distribución.

Los países con más tradición en el cultivo de té son China, Japón, India y Sri Lanka. Sin embargo, en los últimos años han ganado protagonismo otros países, sobre todo Bangladesh, Vietnam y Kenia. El origen de la hoja tiene una gran influencia en el sabor, aunque también cuenta la altitud, tipo de suelo, tipo de planta y la edad de la planta del té.

Los tipos de té son resultado del grado de fermentación, no del cultivo. Es decir, cosechas té en Sri Lanka y luego decides cuánto tiempo quieres dejarlo fermentar para convertirlo en un té negro, rojo, azul…  Todo dependerá de las propiedades organolépticas de la planta: es por ello que el té blanco es típico de una región de china (mejores brotes)

Las diferencias entre los cinco tipos de té provienen de la forma en que son procesadas las hojas (con la excepción del té blanco).

  • Té verde: la metodología de elaboración no implica la oxidación. Con el fin de neutralizar las enzimas y evitar la oxidación, las hojas son puestas al vapor o freídas en sartén. A continuación, las hojas se enrollan y se lleva a cabo un secado final. Dado que no se llevó a cabo la oxidación, el té tiene más de un aspecto verde.

  • Té Oolong: el proceso de esta variedad es diferente en las distintas regiones de fabricación del té Oolong, pero básicamente es de la siguiente manera. Primero, las hojas se dejan secar al sol durante unas horas. Una vez las hojas han perdido la humedad, se colocan en bandejas de bambú que se agitan para comenzar el proceso de oxidación en un ambiente interior. Tras interrumpir el proceso de fermentación, son secadas a baja temperatura en una cesta, utilizando carbón.
  • Té negro: el proceso que sigue su elaboración implica la oxidación completa (o fermentación) de las hojas. Después de que las hojas son arrancadas, se dejan marchitar entre 6 y 10 horas. Esto permite que la mayor parte del agua se evapore. Las hojas se dejan oxidar del todo, por lo que acaban adquiriendo un color entre cobre brillante y negro.Después de eso viene el secado final. El té negro es generalmente más fuerte en sabor que las variedades verde y blanca, y conservará su sabor por más tiempo.
  • Té Pu-erh: el té se ha envejecido incluso durante décadas bajo condiciones específicas muy controladas, remontando su origen a la necesidad de conservar el té verde durante mucho tiempo para poder transportarlo a países lejanos.  Es considerado como uno de los tés de más alta calidad en el mercado, siendo a menudo presentado en forma de tortas o pequeños ladrillos envueltos en cortezas de papel, bambú, naranja o pomelo.
  • Té blanco: se trata de los primeros brotes del té, los más jóvenes y tiernos recolectados durante uno o dos días al año con la tenue luz del amanecer. El secado sobre bandejas de bambú al sol es completamente natural, así como su posterior enrollado consecuencia del secado de las hojas.

Tés e infusiones con todas las garantías

El té y las infusiones (sin aromas), están catalogados por FACE como un producto genérico, ya que por su propia naturaleza NO contienen gluten. Sin embargo, una contaminación por gluten en origen sí puede resultar factible, ya que algunos tés e infusiones, y en particular la manzanilla, pueden cultivarse en campos donde previamente se han cultivado otros cereales, o en campos adyacentes. 

Independientemente de que se trataría de una contaminación puntual y de que a día de hoy no existen los medios mecánicos ni tecnológicos para evitarlo, NO EXISTE razón de alarma alguna, ya que con un histórico de cinco años de análisis del producto seco y en infusión (es decir, en dilución), las conclusiones analíticas demuestran que aunque pueda existir gluten en la materia seca, NO PASA A LA TAZA.

A pesar de la evidencia analítica, FACE y AETI han firmado un nuevo acuerdo de colaboración 2016-2018, que tiene por objeto el muestreo de producto para continuar corroborando que el consumo de té e infusiones es apto para celíacos.

AETI, la Asociación Española de Té e Infusiones, nace en 1997 para representar y defender los intereses comunes de las empresas que trabajan en el ámbito de la importación o envasado, al tiempo que promueve una imagen de calidad y salud del té e infusiones. Integrada por 12 empresas representa en torno al 85% del té e infusiones comercializado en España.

http://asociacionteinfusiones.es/


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