Las personas celiacas sin diagnosticar o que no siguen una dieta estricta libre de gluten, pueden presentar además síntomas relacionados con algún tipo de intolerancia alimentaria, complicando así el diagnóstico de la patología. El daño que provoca la respuesta inmunitaria ante la presencia del gluten en la mucosa intestinal de las personas celiacas causa además un mal funcionamiento del intestino en general que a su vez puede afectar a la producción de enzimas encargadas de procesar otros alimentos, como ocurre con ciertas intolerancias.
Antes de nada, debemos recordar que no hay que confundir la enfermedad celiaca (EC) con una intolerancia. La EC es un trastorno inmunológico con un componente genético, por el contrario, una intolerancia es un trastorno metabólico que causa un mal funcionamiento de las enzimas encargadas de procesar ciertos alimentos, y que además puede tener un origen genético o no. Algunas de las intolerancias que se han visto vinculadas a la enfermedad celiaca son la intolerancia a la lactosa o a la fructosa, y en muchos casos la causa de estas es el propio daño producido en la EC.
La intolerancia a la lactosa se produce por una deficiencia en la producción de lactasa, una enzima que se encuentra en las células del intestino y se encarga de digerir el azúcar de la leche, la lactosa. Esta intolerancia tiene un origen genético en el 70% de la población mundial, es decir, estas personas presentan modificaciones en el gen encargado de producir la lactasa dando lugar a una producción reducida o nula de esta enzima. Pero la deficiencia de lactasa no solo puede estar causada por una modificación genética, sino que también puede ser debida al daño que sufre el intestino ante determinadas patologías como ocurre en la EC. En este caso, se trataría de una intolerancia a la lactosa transitoria o secundaria que desaparecerá en el momento que el paciente elimine el gluten de su dieta.
En el caso de la intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF), está causada por una mutación del gen de la enzima que se encarga de metabolizar la fructosa, la llamada Aldolasa B. La asociación entre la enfermedad celiaca y la IHF es muy rara, 1 de cada 1800 pacientes celiacos presentan IHF. Si es verdad, que al igual que ocurre en la intolerancia a la lactosa transitoria, un paciente celiaco sin diagnosticar puede manifestar una intolerancia a la fructosa transitoria o secundaria, producida de igual modo por el daño que sufre la mucosa intestinal y no tiene un origen genético como la IHF.
Ahora que entendemos un poco más de estas intolerancias y cuándo pueden ser transitorias en pacientes celiacos, debemos hacer hincapié en el diagnóstico precoz de la enfermedad celiaca, ya que como podemos ver puede desencadenar en otros trastornos digestivos que confunden los síntomas en el diagnóstico. Además, en estos casos, con mantener una dieta libre de gluten es suficiente para que desaparezcan los síntomas.
Si ambas intolerancias no son causadas por la enfermedad celiaca sin tratamiento, lo más probable es que sean consecuencia de una alteración genética como hemos explicado. De ahí que sea tan importante el diagnóstico adecuado, tanto genético como clínico para la enfermedad celiaca y ambas intolerancias. En el caso de que no sean intolerancias transitorias, además de retirar el gluten de la dieta se deberá retirar la lactosa y la fructosa según el caso, siempre siguiendo las recomendaciones del médico.
Ana de la Encarnación Salmerón, Directora técnica del laboratorio Biobook
Este artículo se ha elaborado dentro de la colaboración existente entre FACE y el Laboratorio Biobook.