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¿Es necesario etiquetar como “sin gluten” los productos que NO comemos?

Todos hemos oído hablar de la enfermedad celiaca, pero es necesario tener claro en qué consiste, ya que no se trata de una intolerancia alimentaria como mucha gente se cree. Se trata de una enfermedad multisistémica con base autoinmune provocada por el gluten y prolaminas relacionadas (presentes en trigo, centeno y cebada, entre otros), en individuos genéticamente susceptibles.

 Básicamente, los expertos al definirla quisieron decir que no únicamente afecta al sistema digestivo, si no que puede estar relacionada con otros sistemas como pueden ser el sistema neurológico, el sistema óseo o la piel. Una patología relacionada sería, por ejemplo, la dermatitis herpetiforme que es una enfermedad autoinmunitaria que produce pequeñas ampollas e inflamaciones similares a ronchas en las personas con enfermedad celiaca. Si una persona con este tipo de dermatitis consume gluten, puede tener reacciones cutáneas adversas, por ello su tratamiento también es la dieta sin gluten.

¿Qué opinan los expertos?

El etiquetado de los productos no alimenticios sin gluten puede resultar un tema controvertido. Además, no es sencillo apoyarse de bibliografía científica puesto que existen pocos artículos al respecto. Es por ello interesante tener en cuenta la voz de las asociaciones de pacientes y los médicos especialistas que están contacto con los posibles afectados. El Dr. Victoriano Morales, dermatólogo, destaca que «según la bibliografía reciente disponible, la cantidad de gluten presente en los cosméticos no parece ser suficiente para inducir una respuesta inmunitaria en una persona celiaca». Sin embargo, se debería de tener especial cuidado en las zonas con mucosas o heridas puesto que ahí la absorción es mayor que en otros tejidos. Además, también habría que mostrar cautela en niños puesto que en ocasiones pueden consumir accidentalmente pequeñas cantidades de productos de higiene personal como es el caso de la pasta de dientes o el gel de baño. Según la Dra. Paloma Borregón «no tenemos evidencia científica de que el gluten a través de la piel produzca enfermedad, pero tampoco que no la produzca. Dado que en enfermedades como la dermatitis herpetiforme los anticuerpos contra el gluten sí que se depositan en la piel, no podemos garantizar con certeza que el gluten a través de la piel no haga daño. Por ello recomendamos generalmente evitar el contacto con productos que contengan gluten en mucosas y a ser posible también en piel, aunque es necesario realizar estudios para saber en qué medida el gluten a través de la piel puede tener repercusiones en el paciente celiaco.”

 

La toxicidad de los artículos no alimenticios sin gluten

Sobre lo que sí existe consenso entre los expertos en la materia, es sobre la peligrosidad de ingerir productos no alimenticios, no tanto por su posible contenido en alérgenos (entre los que se encuentra el gluten y los cereales que lo contienen), sino porque no están destinados al consumo humano y pueden resultar tóxicos. Esta reflexión también fue comentada por el nutricionista Juan Revenga en un artículo titulado “Si no es comida no te lo comas; tenga o no gluten; seas o no celiaco”.

 

La legislación vigente

La normativa existente sobre la cantidad de gluten umbral que separa a los productos “sin gluten” de los “con gluten”, concretamente 20 miligramos de gluten por kilogramo de producto final, está descrita en el Reglamento (UE) Nº 828/ 2014. No está tan detallado en la normativa que atañe a los productos de cosmética ni de higiene personal, concretamente en el Reglamento (UE) nº 2017/2228, se dice que varios Estados miembros han señalado problemas de seguridad en relación con los productos cosméticos que contienen proteínas de trigo hidrolizadas”. No obstante, no se hace alusión a si las personas afectadas son alérgicas al trigo o celiacas. De hecho, se comienza a hablar de una cantidad máxima de proteínas de trigo, con el fin de garantizar la seguridad de estos productos cosméticos para la salud humana, tratando de evitar que puedan dañar al consumidor. Según el documento de opinión emitido en 2014 por el Scientific Committee on Consumer Safety sobre las proteínas del trigo, éstas se utilizan frecuentemente en cosméticos por sus propiedades hidratantes y emolientes. Una de las dificultades existentes es el poder medirlas en dichos productos ya que no hay certeza que confirme si el método analítico empleado para cuantificar el gluten en alimentos es el más adecuado para otro tipo de matrices bien distintas a estos, como es el caso de cosméticos o productos de higiene personal. Por ello, sería recomendable que se desarrollasen más estudios al respecto para poder concretar la metodología de análisis más adecuada en este tipo de productos, tal y como dijo la Dra. Paloma Borregón.

 

El papel de la industria alimentaria

Uno de los temas que suscita más controversia podría ser el objetivo que persigue la industria alimentaria con este etiquetado. Existen diversas perspectivas sobre esto, por un lado, están las personas que piensan que se trata de una estrategia de marketing y por otro, las personas que opinan que es por facilitar la vida al colectivo con alergias, intolerancias y/ o enfermedad celiaca. Como siempre, todo depende del cristal con el que se mire. Sea cuál sea el motivo, si resulta favorable para un determinado grupo de personas que les pudiese sentar mal, sean celiacas, tengan dermatitis herpetiforme, alergia al trigo o sensibilidad al gluten no celiaca, bienvenido sea.

FACE confía en lo descrito por los profesionales consultados y llama siempre a la cautela. Como conclusión, finalmente la potestad de etiquetar como “sin gluten” un producto no alimenticio, queda en manos de la propia industria.

 

Dra. Izaskun Martín – Cabrejas

Coordinadora de FACE

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