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Síntomas gastrointestinales de la celiaquía ¿Los conoces?

Para las personas celiacas, tener un diagnóstico a tiempo sobre su enfermedad es un paso muy importante ya que una vez empiezan a realizar la dieta sin gluten, los síntomas que sufrían debido a la ingesta del mismo empiezan a desaparecer y empiezan a experimentar los beneficios que conlleva someterse a las medidas recomendadas por su médico especialista.

Después de la dieta sin gluten (DSG) suele existir una mejoría clínica que aparece al poco tiempo de iniciarla, como ya comentábamos, paulatinamente los síntomas van desapareciendo, y en el caso de abandonarla vuelven a aparecer o recrudecerse. En niños existe además el problema añadido de estar en periodo de crecimiento. Una enfermedad como la celiaquía que lo interfiera puede repercutir de forma negativa en la talla adulta definitiva sin posibilidad de recuperación posterior.

Las características clínicas de la enfermedad celiaca (EC) difieren considerablemente en función de la edad de presentación, variando de un paciente a otro. Las presentaciones clínicas son múltiples y variadas, con presencia de uno o varios síntomas, signos y/o enfermedades asociadas. Es importante recordar la existencia de formas asintomáticas no infrecuentes, a pesar de estar activa la enfermedad, especialmente durante la adolescencia. 

Se debe considerar que no existe un patrón común para todos los pacientes celiacos, ya que su sintomatología es muy variada. Las formas clásicas suelen aparecer en niños menores de 2 años y las formas de presentación más frecuentes de la EC son actualmente las denominadas «no clásicas», que predominan en niños mayores y en los adultos, pero que pueden aparecer a cualquier edad.

A la pregunta sobre qué sucede cuando un paciente celíaco consume gluten puede responderse que en la mitad de los casos se experimenta algún tipo de reacción, siendo la más frecuente la diarrea, pero muchos pacientes no refieren ningún acontecimiento adverso inmediato. Este dato es muy importante porque los pacientes que realizan un consumo “ocasional” de ciertas cantidades de gluten sin síntomas aparentes tienden a ser más incumplidores, aunque existe una marcada diferencia individual de cada paciente en la respuesta. Hay que recalcar que, aunque el paciente no experimente ningún síntoma aparente, esa ingesta de gluten está dañando sus vellosidades intestinales.

Los síntomas gastrointestinales que padece una persona con celiaquía son variados. En el adulto, la presentación clásica de la enfermedad como un cuadro florido de malabsorción con diarrea, esteatorrea, pérdida de peso y flatulencia es muy poco frecuente (< 25%), siendo más común la presentación en forma de síntomas gastrointestinales “atípicos” o inespecíficos: digestión pesada, “gases”, malestar post-prandial, etc.

En muchos casos se asocia y presenta una intolerancia a la lactosa. La enzima lactasa, es la que nos ayuda a digerir la lactosa de los productos lácteos, esta enzima se produce en las células que cubren la superficie de las vellosidades del intestino delgado. Cuando las vellosidades se destruyen y se aplanan en los pacientes celiacos no diagnosticados o que consumen gluten, la lactasa ya no se produce y el paciente desarrolla intolerancia a la lactosa. Muchos pacientes celiacos que comienzan la DSG encuentran que una vez que sus intestinos se han estabilizado, se reanuda la producción de lactasa, y son capaces de tolerar los productos que contienen lactosa.

En otros pacientes celiacos aparece diarrea de forma intercurrente. El conjunto de alteraciones fisiopatológicas que explican esta diarrea es de origen multifactorial: un mecanismo osmótico como la malabsorción de lactosa por déficit secundario de disacaridasas, o por un mecanismo secretor por la inhibición de la absorción (esteatorrea, creatorrea), estímulo de la secreción de agua y electrolitos o por insuficiencia exocrina del páncreas por fallo en la liberación de secretina y CCK por la mucosa duodenal. También el efecto catártico de los ácidos grasos no absorbidos e hidroxilados por las bacterias y de las sales biliares hidroxiladas por bacterias puede provocar diarrea. 

Por otro lado la aparición de una insuficiencia pancreática exocrina, en la que el páncreas no segrega las enzimas necesarias para la digestión, provocando la malabsorción de nutrientes. En casos más graves puede aparecer una yeyuno-ileitis ulcerativa crónica con úlceras en el intestino delgado.

Este texto es un extracto del artículo escrito por el prof. Federico Argüelles Martín, de la Un. Gastroenterología Pediátrica de Hosp. Univ. Virgen Macarena de Sevilla y el Dr. Cristóbal Coronel Rodríguez del Centro de Salud “Amante Laffón” de Sevilla, para la Revista MAZORCA Nº48.

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