La incorporación del menor celiaco a un centro escolar genera preocupación en su entorno familiar, es frecuente preocuparse por si comerán algo que no deban que provenga de otro compañero, si entenderán su situación en el centro y si fomentarán que participe en las actividades, si contarán con él cuando se celebren algún cumpleaños en clase y claro, el tema de la alimentación: si la comida estará elaborada de forma correcta, si es necesario que asista al comedor escolar, etc.
Preparando la mochila
Desde casa hay que trabajar con el niño/niña su incorporación al centro escolar. Hay que hablar de ello y transmitir la importancia de ser igual de estrictos que en casa con la dieta sin gluten intentando en todo momento normalizar la situación. El hecho de que conozca su situación es fundamental para que pueda explicarla a sus compañeros y profesores. Además, por parte de la familia siempre es recomendable acudir al centro previamente y hablar con todos los implicados en el día a día (docentes, monitores, otros padres y madres…). La mayoría de las asociaciones que forman parte de FACE tienen proyectos a través de los que desarrollan programas que facilitan esta integración dentro de los centros. Tan importante como que los docentes y responsables de comedor estén al corriente de la situación, es que los compañeros empaticen con los niños y las niñas celiacos para entender su situación.
En el comedor escolar
Casi dos millones de niños hacen uso de los comedores escolares españoles. Teniendo en cuenta que un 1 % de la población es celiaca, el número de niños celiacos que hace uso de estos recursos podría superar los 20.000 fácilmente. De acuerdo a la legislación actual, el centro escolar está obligado a ofrecer una alternativa sin gluten segura a estos alumnos. En caso de que las condiciones organizativas o las instalaciones lo impidan, deben facilitar la situación almacenando la comida del niño en las condiciones necesarias y siempre calentándola apropiadamente, antes de que vaya a comerla. Es decir, la ley obliga a que haya opciones sin gluten disponibles, lo que no detalla es cómo debe ser este menú.
Para facilitar este proceso, desde FACE y sus asociaciones se trabaja con empresas de catering y restauración colectiva para garantizar la seguridad de los menús sin gluten en los centros escolares. Es importante que este trabajo se coordine a fin de establecer protocolos de seguridad alimentaria que faciliten la operativa en cocina y que permitan tener identificados a menores celiacos en todo momento, proporcionándoles opciones adaptadas a sus necesidades.
En el aula
Dentro del aula también puede haber situaciones en las que es fundamental que todo el mundo esté al tanto de la situación del niño/niña: celebraciones, talleres y actividades en las que se emplean distintos tipos de material escolar. Es importante tener claro que, de acuerdo con los expertos, los niños/as celiacos pueden tocar, manipular, trabajar o jugar con este tipo de materiales sin que ello suponga ningún peligro para ellos, salvo que se los coman. La exposición de la piel a los materiales es temporal, ya que no se aplican sobre la piel o las mucosas como ocurre con los cosméticos. De forma habitual, en clase les enseñan a adquirir hábitos de higiene personal y es algo que desde casa también se debe fomentar. Lavarse las manos después de jugar o antes de ir a comer hace que los restos de estos materiales que puedan quedar en las manos se eliminen, evitando así que contaminen su comida con ellos. Teniendo esto en cuenta, el niño/a celiaco puede realizar el mismo tipo de manualidades que sus compañeros no celiacos, con materiales de todo tipo.
Por otro lado están las celebraciones y los momentos en los que, por el motivo que sea, se coma dentro del aula. Ahí es importante que el docente controle si el alumnado celiaco puede o no comer esos alimentos y que fomente que el menos celiaco forme parte de la actividad, sintiéndose uno más dentro del grupo. Trabajar la situación con el resto de compañeros y explicarles qué le ocurre puede facilitar mucho que el grupo integre por completo al alumnado celiaco, que empaticen y que le ayuden a llevar su dieta correctamente.
En el patio o de excursión
Cuando el momento del almuerzo no sea dentro del aula sino en el patio, es importante transmitir tanto al menor celiaco como a su entorno la importancia de no probar o compartir la comida de los otros niños/as. Asimismo, cuando en la escuela se planifiquen actividades fuera de lo habitual, en las que haya comida, se debe recordar siempre contar con opciones para el alumnado celiaco, con el objetivo de que también pueda disfrutar de la actividad o notificar con antelación a su familia para que le traigan comida desde casa y no se quede sin poder participar.
Si quieres ampliar esta información o facilitarle recursos al centro para abordar la incorporación del menor celiaco no dudes en descargar la Guía escolar de FACE y contactar con nuestras entidades federadas que trabajan mano a mano con los centros todos los años.